Un grupo de mujeres que hace 15 años fundaron una pequeña una cooperativa de ahorro y crédito en El Salvador, ACAMS (Asociación Cooperativa de Ahorro y Crédito Mujeres Solidarias), hoy es el motor de desarrollo del pueblito rural de Tejutepeque, después de que los terremotos del año 2001 las llevaron a distribuir la ayuda de emergencia y al mismo tiempo reparar sus casas dañadas. Con la asistencia técnica de la Red EcoSur, iniciaron la producción de Tejas de MicroConcreto y muy pronto ayudaban a otros grupos de mujeres a hacer lo mismo. El próximo paso fue proveer vivienda para las socias más pobres de la cooperativa, lo que se convirtió en un fuerte movimiento que hoy se expande a las municipalidades vecinas.

^{Por Kurt Rhyner}

El cambio de enseñar a las mujeres campesinas a ahorrar para poder enfrentar tiempos difíciles a dirigir albañiles y carpinteros no fue fácil para Imelda Flores (primera a la derecha, la directora de ACAMS), y sus colegas. El pequeño negocio de tejas iba a veces bien, a veces mal, pues el mercado no era fácil por los prejuicios de los constructores al ver a mujeres produciendo cosas novedosas en concreto. Construir casas se convertiría en una tarea incluso aún más difícil. Empezaron con el apoyo y la supervisión de SofoNIC, socio nicaragüense de la Red EcoSur, quien también introdujo una nueva tecnología para paredes: Paneles de FerroCemento (PFC) producidos en el taller local.

Junto con la ONG alemana DESWOS, con quien se ha desarrollado una sólida cooperación, en 2015 ACAMS empezó a trabajar en su cuarto proyecto de vivienda. En los últimos 8 años, alrededor de 500 viviendas se han construido o reparado en la zona, casi la mitad de ellas con el fondo revolvente creado con el pago de créditos de los beneficiarios. Mientras que la inversión extranjera inicial apoyó los primeros proyectos de construcción, el fondo revolvente es usado principalmente para reparaciones y rehabilitaciones de estructuras deficientes en las viviendas del segmento más pobre. Muchas veces es el techo el que necesita reparación, lo que crea mercado para el taller de producción de teja.

Durante todo este tiempo, ACAMS ha desarrollado capacidades y habilidades extraordinarias e integró a un maestro albañil al equipo, lo que ha mejorado el nivel de acabados en las construcción notablemente. En el pueblo vecino de Jutiapa se construyó un nuevo vecindario con 43 viviendas, todas con paneles de ferrocemento y tejas de microconcreto. Una vez que los albañiles fueron capacitados, el proyecto avanzó rápidamente a pesar del terreno irregular y la dificultad de acceso. El vecindario cuenta también con un centro social con parque para niños, una tienda, un cybercafé y un cuarto de reuniones con terraza donde realizan sesiones del barrio y reuniones familiares.

En su propio pueblo, Tejutepeque, se retomó una vieja iniciativa: una casa para personas de la tercera edad. En un edificio a medio terminar, que pertenecía a la parroquia local, se acondicionará un hogar para 14 ancianos que no tienen donde vivir. Imelda dirige un comité que busca apoyo local e internacional para lograr la sostenibilidad a largo plazo del programa.

Mientras ACAMS prepara su próximo proyecto que se enfocará en capacitar a albañiles mediante un curso de educación dual de tres años, muchas casas del pueblo de Tejutepeque estan siendo rehabilitadas bajo la dirección de “Don Pacha”, el hábil maestro albañil mayor.

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