Cuando el huracán Mitch golpeó a Honduras en octubre de 1998, los habitantes del barrio "La Betania", en Tegucigalpa, tuvieron que abandonar sus casas y dejarlas al agitado río. Cuatro años después ellos se mudan a sus nuevas viviendas en un pueblo satélite, 30km fuera de Tegucigalpa, también denominado "La Betania". Este proyecto fue planeado y llevado a cabo por el miembro de EcoSouth, "EcoViDe" en Honduras, con fondos de la Cruz Roja Suiza y la “Cadena de Solidaridad" suiza.

Tegucigalpa, situada en un valle en el centro de esta república centroamericana, ha crecido mucho más allá de sus límites naturales. Las laderas están cubiertas mayormente con chozas y cobertizos. Y mientras los proyectistas intentan detener esa tendencia actual, la situación continúa y los proyectos de viviendas formales yacen en los valles pequeños y laderas, e incluso, en las partes más inclinadas están brotando asentamientos populares, muchos de ellos en áreas de alto riesgo. Cualquier lluvia continua pone en peligro a miles de personas, y otro huracán como el Mitch, con sus torrentes de agua, podría conducir a otra catástrofe mayor.
Cuando a EcoViDe se le confió la reconstrucción de "La Betania", primero tuvo que encontrar un área apropiada, tarea casi imposible pues los precios de la tierra continuaban subiendo. Apoyados por un consultante de planificación de Grupo Sofonias y una consulta activa con la organización social de "La Betania", entendieron que sería erróneo seguir a otra ONG que simplemente comenzó a construir casas en las montañas circundantes de Tegucigalpa.
Un estudio nacional había llegado a la conclusión lógica de apoyar el establecimiento de un nuevo centro económico en un valle grande, en el camino principal a la segunda mayor ciudad de Honduras. Varios complejos industriales ya habían arribado a conclusiones similares y empezaron a construir allí sus instalaciones. Finalmente, el gobierno nacional decidió crear un pueblo satélite cerca de este nuevo centro industrial y algunas ONGs internacionales concentraron allí sus esfuerzos. Una delegación de La Betania visitó el lugar, y espontáneamente solicitó su inclusión en el proyecto.
CIDEM, socio de EcoSouth, envió a Honduras a un proyectista de pueblos y, junto con la Junta de Planificación Nacional y el Comité de los futuros dueños de las casas, concibió un diseño innovador de asentamiento, limitando los movimientos de tierra al mínimo y creando áreas interesantes para las 317 casas proyectadas. Esto entraba en contradicción con el resto del planeamiento, el cual consistía en casi 2000 parcelas alineadas en filas rectas. Los movimientos de tierra comenzaron, tratando de nivelar tanto como fuera posible y talando los árboles. En unos días, el valle encantador se había convertido en un claro de luna.
Antes de que el área reservada para La Betania pudiera prepararse, el Ministerio de Ambiente detuvo los trabajos, y después de mucha negociación, redujeron el área del proyecto. La Betania fue reasignada al claro de luna, y eliminado el planeamiento cuidadoso del asentamiento. El gobierno preparó las parcelas individuales y los terraplenó en las laderas, con paredes de retención. En octubre del 2000 las personas de La Betania empezaron a trabajar en las primeras 20 casas. Los variados diseños de sus techos destacaban fuertemente frente al aspecto más sencillo de los demás proyectos. Pronto La Betania pasó a llamarse el "área residencial", aun cuando las casas realmente son un poquito más pequeñas y mucho más económicas que las otras.

Les tomó dos años exactamente construir su nuevo barrio y, junto con los participantes en otro proyecto de EcoViDe de unas 150 casas, ahora ellos están listos para mudarse al pueblo nuevo. El gobierno hondureño, con el apoyo del Gobierno español, la Cruz Roja Española y la Cruz Roja de Estados Unidos, está proporcionando una buena infraestructura en caminos, agua, electricidad, escuelas, estación de policía y clínica. Ya las primeras tiendas pequeñas han sido instaladas en casas privadas y se están construyendo las primeras iglesias.
El proyecto lo han manejado herméticamente, y ha demostrado que con un diseño inteligente de casas y un buen sistema de dirección pueden construirse proyectos atractivos y seguros con pocos fondos. Durante toda la etapa de construcción el gerente financiero (otra cooperación dentro de la Red EcoSouth) mantuvo el control de todos los aspectos, y semestralmente realizaba un análisis financiero que permitía poner todo a punto. El proyecto cerró bien dentro del presupuesto, a pesar de la inflación.
Es interesante notar que el cabildo local de AA (Alcohólicos Anónimos) resultó una fuerza motriz principal en la organización social. Varios de sus líderes también han sido los motores de la comunidad y ahora están tratando de acumular fondos para construir su sala de reuniones.