En esta edición del sitio web de EcoSur, Claudia Wild realiza un enfoque especial sobre el componente de reforestación en el proyecto "Sitio Histórico", un proceso esmerado que contribuye al mantenimiento del medio ambiente, y así a la supervivencia de la sociedad rural.
La
reforestación
En
Nicaragua, la deforestación fue muy fuerte en los últimos
años. El uso de leña para cocinas, como también
en la construcción de casas, causó gran escasez de
madera y puso en peligro el medio ambiente. Por eso, para elegir a
los participantes en el proyecto, una condición insoslayable
fue que ellos fueran dueños de una manzana de terreno (6
987 m2) para reforestarla.
Como parte del programa, se impartieron capacitaciones para asegurar que la reforestación iba a ser un éxito, pues los conocimientos detallados dentro de la materia son muy importantes, pues los beneficiarios son responsables de que esta funcione en sus terrenos. Para empezar, con las plantas se entregaron bolsas; y posteriormente, la gente recolectó las semillas para hacer los viveros.
Un parámetro del proyecto fue variar las especies. Así en promedio, los beneficiarios plantaron 152 frutales (cítricos, aguacate, mango) y 126 maderables. La variedad que ahora tienen en su terreno es grande, pues antes cultivaban bajo el sistema del monocultivo, con solo café o cacao.
Antes de trasladar las plantas crecidas a su lugar predeterminado, tuvieron que limpiar el terreno y poner los postes para alinear el solar. El levantamiento de las plantas manzana por manzana es muy esmerado pero lento, tomando en cuenta las distancias entre los lugares.
Aun cuando ya están plantadas, todavía hay muchos trabajos por hacer en el terreno. Como muchas veces pasa, está el peligro de las plagas y enfermedades, lo cual significa que los beneficiarios tienen que vaporizar insecticidas, y para mantener limpio el terreno deben escardar periódicamente. Por supuesto, no fue posible evitar la muerte de algunas, pero lo que hicieron y todavía hacen, es reemplazar las que se perdieron.
El impacto de la reforestación en la vida de los beneficiarios, o sea en las vidas de sus descendientes es enorme. No solo por el hecho de de que un día podrán vender sus productos, sino que también comprenden que sus acciones de hoy sirven para el mejoramiento del medio ambiente.
Aunque el beneficiario o su familia siempre hayan sido dueños del terreno, no les fue posible cultivarlo por falta de medios económicos. Las inversiones para reforestar un terreno resultan enormes para esta gente, si uno considera que apenas tienen dinero para nutrir la propia familia.